domingo, 7 de noviembre de 2010

[Polonia] Auschwitz


Arbeit macht frei, esa es la frase que nos encontramos al llegar a la puerta principal del campo de concentración de Auschwitz, al norte de Polonia, muy cerca de Cracovia. Su traducción al español viene a ser algo así como El trabajo hace libre.

Este y otros muchos trucos propagandísticos fueron utilizados para evitar el pánico entre la población y hacer parecer que los campos de trabajo no tenían unas condiciones tan precarias e infrahumanas como aparentaban.

Una vez atravesada la barrera se observa una gran valla electrificada que rodea todo el lugar. A cada cierta distancia y situadas estratégicamente se erigen decenas de torres encargadas de la vigilancia de la zona, teniendo así controlado todo el perímetro y evitando posibles fugas.

En mi visita al campo de exterminio de Birkenau la guía nos contaba que entre 1,5 millones y 2,5 millones de personas perdieron la vida allí fruto de La Segunda Guerra Mundial promovida por El Tercer Reich.

Birkenau no era él único emplazamiento destinado a tales fines en la zona, en total eran tres, aunque los mayores exterminios se ejecutaron en éste puesto que era el que disponía de cuatro cámaras de gas.

Si alguna vez te has preguntado el porqué de que usasen este método, la guía nos explicaba que lo implantaron debido a que podían asesinar a una gran cantidad de personas en poco tiempo. Una salvajada propia de mentes enfermizas.

En mi visita tuve la oportunidad de entrar a una de las cámaras que se encontraba abierta al público, un lugar aterrador y que solamente con ver sus paredes podías imaginar el holocausto que allí se produjo. Dichas salas se situaban por debajo del nivel de la tierra y tenían unas aberturas en su techo por donde los nazis introducían el veneno Cyclon B.

El veneno reaccionaba con la humedad ambiente interna proporcionada por las personas, y estas sufrían en primer lugar sofocación. Posteriormente perdían el control de los esfínteres por la falta casi total de oxígeno en la sangre y en los tejidos corporales. Como resultado de ello, las víctimas se orinaban y defecaban sin control, mientras que las mujeres en regla menstruaban desmesuradamente. Luego venía la inconsciencia, la muerte cerebral, el coma y la muerte, entre 20 y 25 minutos después de ingresadas las dosis de veneno. La muerte no es instantánea como podría deducirse sino debida a una sofocación creciente en las víctimas. En la imagen de la izquierda podéis observar un gran cantidad de latas donde se almacenaba el Cyclon B.


Otra de las zonas donde también se cometían gran cantidad de atrocidades era el paredón de fusilamiento (imagen superior), al que pudimos acceder durante la visita. Este sistema era el más empleado en los inicios del campo, pero como ya comenté anteriormente se decidió que no era muy "productivo" y buscaron el método alternativo de las cámaras.

Dentro de este museo del miedo que recoge una oscura parte de la historia de la humanidad pudimos ver gran cantidad de objetos que pertenecieron a las víctimas... gafas, tazas, cuencos, zapatos, prótesis, maletas que todavía conservaban el nombre de sus dueños... restos de una barbarie sin igual.

Pero sin duda lo que más me impresionó de toda la visita fue la vitrina donde se almacenaba una cuantía desproporcionada de cabello, sí cabello, como lo oyes. Los nazis rapaban a todos los prisioneros guardando sus pelos para posteriormente tratarlos químicamente y utilizarlos en la elaboración de textiles. Ver tal cantidad de vello y saber que perteneció a toda esa gente era aterrador.

Pero la pregunta que todos nos hacemos es... ¿en qué estaban pensando estas personas (si es que se les puede llamar así) para cometer estos actos? ¿en qué pensaba el pueblo que los seguía en sus ideales? ¿podría repetirse algo igual?

Para que reflexionéis sobre ello voy a tomarme la libertad de recomendaros una película que he visto recientemente, "La Ola". Un drama alemán en el cual un profesor realiza un experimento con su clase acerca de la manipulación de masas y de cómo se podría establecer una autocracia en nuestra sociedad, nada más allá de la realidad.


Todos nacemos locos pero
algunos continúan así siempre.

2 comentarios:

Silver dijo...

Que profundo tío

Unknown dijo...

Cuando pasé 3 días en Cracovia, también fui a visitar Auschwitz, y me quedé impresionado. Especialmente con la cámara de gas y el pasillo lleno de fotos de las personas que estuvieron en el campo de concentración, y donde se veía la fecha en la que llegaron y la fecha en la que murieron. Tuve la suerte de tener un guía excepcional, ya que se tomaba su trabajo muy en serio y realmente llegaba a emocionar (su bisabuelo estuvo en el campo de concentración).
La verdad es que me impactó toda la visita, aunque no me arrepiento en absoluto de haber ido, porque aprendí muchísimo. Me alegro de que hayas vivido esta visita con la misma intensidad que yo ;)

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